
El espacio de cabeza es la distancia vertical entre el nivel del producto (generalmente la superficie del líquido) y la superficie interior de la tapa en un recipiente rígido vertical (la parte superior de la doble costura de una lata o el borde superior de un frasco de vidrio). En la esterilización en un autoclave oscilante o rotativo, por ejemplo, es esta propiedad indispensable para generar un mayor movimiento del producto y una consecuente mejor distribución del calor.